Pasaban de casa en casa mientras el mar reventaba sobre mi ventana. No había duda alguna. El cielo se quebraría en cualquier momento. Los perros huérfanos rascaban la puerta […]
Pasaban de casa en casa mientras el mar reventaba sobre mi ventana. No había duda alguna. El cielo se quebraría en cualquier momento. Los perros huérfanos rascaban la puerta […]