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Hay varias maneras de tratar una información noticiosa. Hoy en particular quiero compartirles una nota sobre Gaby Moreno. La cantante es la misma pero la diagramación de cada una y la información manejada por Siglo Veintiuno, Prensa Libre y ElPeriódico es diferente.
Creo que el periodismo debe buscar aportar información que vaya más allá de un comunicado de prensa o la información que ya se ha publicado con anterioridad. A veces el ajetreo de cada día provoca que sea difícil lograr ahondar más en el personaje y no acudir a la ayuda de los comunicados. Pero no debería ser tan obvio. En cuanto a la diagramación, esta debiera ser más novedosa y trabajada.
Pero esa es mi opinión. Estas son las tres noticias con sus respectivos links para que lean la nota completa.

Esta nota es de Prensa Libre: Link aquí

El video le da más interacción en el sitio virtual.


Esta es la nota publicada en El Periódico.

Link: Aquí.

Esta nota es la publicada en Siglo Veintiuno. Se explotan los recursos visuales junto a las posibilidades del texto. La nota aquí. Link.



El domingo 28 de noviembre se llevó a cabo Poesía que Vuela, un performance e intervención del espacio público que tuvo como objetivo llevarle poesía a quien menos se lo esperara. Diferentes poetas, artistas, fotógrafos y amigos intervinimos el cielo a las cuatro de la tarde en el Cerrito del Carmen. En el marco del VIII Festival Manifestarte jugamos a volar en el escenario de Jazz con avioncitos de papel reciclado que contenían poemas, ilustraciones y fotografías de artistas guatemaltecos. Si bien algunos no volaron o se perdieron en el tiempo, hubo otros más que los niños recogían con curiosidad y otros que algunos abuelitos pedían para llevar a casa.
En la intervención poética, lúdica y artística se realizó un lanzamiento, literal, con el adelanto de algunos textos que serán incluidos en un libro próximo a ser publicado y otros que también tocaron el tema central del festival: La Exclusión. Los escritores participantes fueron: Estuardo Mendoza, Lucía León, Manuel Tzoc, Gabriela Letona y Carlos Lucero. Las ilustraciones estuvieron a cargo de Juan Pensamiento y la fotografía por Eny Roland. Aunque algunos de los autores no estuvieron presentes por diferentes motivos, su poesía llegó a las manos de nuevos lectores.
Sin que nos lo propusiéramos, participamos en la última edición de Manifestarte en el Cerrito. Eso le da un carácter más nostálgico y fugaz a la intervención. Para leer el manifiesto del Colectivo de Manifestarte pueden visitar su blog aquí: http://manifestarteguate.blogspot.com/
Las fotos de la intervención fueron tomadas por Estuardo Mendoza. Para ver más pueden visitar la galería del Fan Page del Confesionario en Facebook en este link: (CLICK)


Una conversación con Eny Roland mientras íbamos por la ciudad desembocó en una invasión aérea de avioncitos poéticos. Recuerdo que hace varias semanas discutíamos sobre como podríamos integrar la foto con la poesía e incluso con ilustraciones. Luego otras personas muy entusiastas se fueron familiarizando con la idea para darle forma a una actividad que nos regresa a la infancia.

Se trata de ¡A volar poesía! Una intervención poética, lúdica y artística que se realizará este fin de semana en el marco del VIII Festival Manifestarte. El domingo se realizará un lanzamiento, literal, con el adelanto de algunos textos que incluiremos en un libro próximo a ser publicado y que además tocan el tema central del festival: La Exclusión.
Los escritores participantes son:
Estuardo Mendoza, Lucía León, Manuel Tzoc, Gabriela Letona, Carlos Lucero.
Ilustración:
Juan Pensamiento
Fotografía:
Eny Roland
Hora: 4PM
Lugar: Escenarios de Jazz, Más Música, Teatro y niños. Cerrito del Carmen
Todos invitados 😀

Antes de abordar la última lancha que zarpa al olvido,

lanza el rencor por la borda

Descarta esos recuerdos.

Libera los megabytes necesarios para almacenar nuevas experiencias.

Cámbiale el nombre a algunas carpetas y elimina el resto.

Haz click en OK cuando sea necesario pero evita enviar reportes a diestra y siniestra.

Reinicia tu ciclo.

Selecciona un usuario nuevo.

Todo está listo.

A partir de ahora ya no serás la misma.


Cuando faltan dos horas para que el reloj marque las doce de la noche, me tomo un descanso para escribir este post e invitarlos a que compartamos un poco de poesía esta semana. Desde hoy hasta el domingo mis días estarán llenos de producción, creación, preparación y carreras para cumplir con tres eventos distintos. Me encanta la manera en que está terminando este noviembre del veinte diez.

El primer punto en la agenda es la lectura fusión del miércoles 24 en Café Casa. Se trata de Poecléctica, una de las actividades que se realizarán en Vitrinarte. Ese día habrá cabida para poesía y narrativa acompañada de audiovisuales y música ambient-psicodélica. Todo es en el marco del lanzamiento de la nueva temporada de Saúl E. Méndez y Guatemala Vintage. El escenario será la sexta avenida.
A partir de las 7 pm estaré junto a Rosa Chávez, Marcia de la Cruz, Michelle Búcaro, Edna Sandoval, Julio Prado, Julio Serrano, Alejandro Marré, Álvaro Montenegro y Pablo Bromo. En la música nos acompañará Federico Franco (guitarra-samplers-teclado).
La compañía está de lujo. Por lo tanto, no hay excusas para no dejarse caer este miércoles y acompañarnos en Poecléctica.
La semana continuará y además de algunas asignaciones laborales y la presentación pública de un Seminario, correré contra el reloj para doblar decenas de avioncitos poéticos. En el transcurso de la semana les daré más detalles. Pero desde ya los invito para que lleguen el domingo a Manifestarte para disfrutar de un fin de semana cultural con una intervención poética al cielo. Un día antes de esta intervención andaré por los terruños fríos de Quetzaltenango por motivos ligados a la poesía… Estén pendientes para más información.
Feliz semana y los veo el miércoles!





Hay pequeños momentos del día en los que puedo aprovechar para regocijarme en una taza de café. Son paréntesis necesarios para alejarme del cubículo y abastecerme de cafeína. Cuando tengo tiempo y no estoy tan atareada, aprovecho para observar la ciudad desde el balcón. Hay una gran eme amarilla que se me figura como un oasis urbano. Se siente bien estar así. Es como cuando en el concierto de Calamaro tuve la certeza de estar completa. En una buena etapa de mi vida.

Veamos. Estoy a punto de terminar la fase de clases universitarias y pasar a la de la tesis. Hay algo por ahí registrado a mi nombre, por lo que si me rigiera por los preceptos consumistas todo marcharía bien.

Una voz interna me reiteró que todo estaba bien. Sí. Pero por qué es tan difícil creerlo. En el siguiente sorbo cafeinico pensé en ti/él/usted. Mandé mis mejores energías y luego solté el pensamiento. Pero regresó. Continué jugando con ese boomerang emocional cuando encontré un post en un blog que suelo visitar a menudo (link). Hasta escribí un cuento breve antes de ceder al impulso para coger el teléfono. Luego quise seguir escribiendo y heme aquí. Tratando de ordenar mis ideas en medio de una sala de redacción por la que se cuela un viento frío. Quiero buscar la respuesta a la primer duda que me atacó cuando fui por mi café. Al igual que ese post que acabo de leer, yo también quiero saber:

“¿por qué tendría que jodernos más una persona desconocida que está con alguien a quien no queremos?, y segundo ¿necesitamos tener a alguien al lado para sentir que somos realmente alguien?”

Es tremendamente jodido. De qué se trata la vida si no es para compartirla. Por qué cuando dicen que tengas paciencia, eso es lo que menos tienes. Si yo me siento bien, entonces porque se jode la noche cuando ves a ese individuo de la mano con alguien más. Y si a esas vamos, por que aferrarse a buscar con quien más puedes ir a una fiesta. La pregunta ¿Y sola vas a ir? No debería herir susceptibilidades. ¿O sí?

Recuerdo cuando tenía quince años y tuve una pareja con la que no duramos más allá de algunas semanas. Todo fue color de rosa al principio, luego nos hicimos novios y todo se vino abajo. A las semanas lo vi caminando con otra patojita, quien por cierto nunca me cayó bien. Mi pequeño gran mundo adolescente se partió en pedacitos indignados, ofendidos y tristes. Pero ahí estaba mi querida W para apoyarme y salir corriendo por el parque.

Los años han pasado y la situación prácticamente sigue siendo la misma. Creo que a eso se refieren cuando nos dicen que eso también es la vida. Ya sea desde la experiencia añejada o la de quienes empezamos a vivir. El orgullo se ve herido, la autoestima se desinfla un poco y los apelativos empiezan a surgir. En ese mundito adolescente todo se reducía a tragedias juveniles que no miraban la situación más allá del vaso lleno. A veces con treinta, veinte o 42 años encima podemos caer en ese mismo error. Al estilo de La Boda de mi Mejor Amigo nos aferramos a historias, promesas y personas por temor a reconocernos frente al espejo sin nadie al lado.

Uno escoge cómo quiere sentirse. Si es una cuestión de decisión, entonces por qué caemos en el drama. En las victimizaciones y no soltamos aquello que nos hace tanto daño.

Quizá sea más cómodo refugiarnos en dolores pasados. Las heridas abiertas también cortan. Quizá es muy difícil reconstruirnos y ante ese posible terremoto sea mejor quedarnos en una zona de confort costumbrista y a salvo de nosotros mismos. Enfrentar nuestras debilidades y reconocernos como personas no es tarea fácil. Definirnos por quien estamos o nos hace falta, en vez de por lo que somos es un error táctico y fatal.

De ahí que cuando llegues a una barra y te sientes sola con una cerveza a esperar a alguien o simplemente porque te ronca la gana de pasar y beber algo, haya ciertas personas que te tachen de buscona u solitaria. De ahí que prefieras llegar con cualquier amigo o acompañante para que no digan nada tus amigas.

Las respuestas no vendrán en un libro para Doomies y mucho menos en una galleta de la fortuna. Supongo que al caernos y salir de ese confort es cuando empezamos a darnos cuenta de las cosas. No deberíamos tenerle miedo al bienestar que viene cuando estamos solos. Esos momentos de descubrimiento y convivencia unipersonal son necesarios. Sirven para detectar el momento adecuado en el que podemos abrirnos y estar con un “nuevo” alguien más. Porque nosotros estamos bien. No se trata de cerrarnos por completo a opciones diferentes, aferrarnos al pasado o a un presente infeliz.

Tampoco deberíamos basarlo todo en un estatus que depende de la compañía. Si esta llegara a faltar y descubrimos que nuestro mundo se enfoca a una relación, no estamos en el camino correcto. Esa es la señal de alarma que nos indica que hemos necesitado tener a alguien a nuestro lado para definirnos como personas. En vez de escoger compartir parte de tu vida con alguien más, has volcado toda tu existencia sin construir una historia personal.

Quizá la encrucijada se reduce al valor. Asumir, respirar profundo y decidir que es hora de buscar nuestra propia felicidad. Sin que esta dependa de convencionalismos, heridas viejas, temores internos y oídos sordos. Ir desamarrando esas ataduras al pasado o a un presente que no va a ningún lado. Sonreír con cada sorbo de café lleno de incertidumbre y poco a poco asegurar cada ladrillo para construir un nuevo lugar acorde a los únicos principios que de verdad importan. Los personales.

Luego, terminar la taza de café y asumir las consecuencias buenas o malas de esa nueva construcción…



Pensé en llamarte. Quise acortar esta distancia y sonreír de una buena vez. Marqué tu número sin dudar. Todavía me lo sé de memoria aunque lo haya borrado de todos los implementos tecnológicos a mi alcance.

El aire se hizo escaso. Mi lado racional recapacitó justo cuando iba a completar los últimos dígitos. Le dio un jalón de pelo al corazón y colgué. Poco a poco todo volvió a girar. Mi pulso cobró su ritmo normal.

Fue en vano. Las excusas estaban demás. No pude contestarle a la cabeza qué diablos era lo que tenía que decirte. Entonces te mandé un «toque» en Facebook.


Intervenir tu espacio con burbujas.

Observarte desde la glicerina

y su
circunferencia perfecta.

Reflejarme en tu retina.

Solo eso quiero




Nota al pie del post:
Intenten quitarse la pena. Compren unas burbujas en la feria más cercana y luego caminen por el Centro Histórico o por cualquier calle. Soplen o dejen que el viento lo haga por ustedes. Sonrían.


El tiempo se me vino encima y me atrasé. Entre tantas vueltas del último semestre y el trabajo perdí el ritmo de lectura. Pero aquí está. No hay excusas que valgan para contarles como me teletransporte a una subdimensión de cumbias. Un día profeticé en mi estatus de Facebook que la cumbia «es la salvación». Así es.

Pero para Cucu, el protagonista de los relatos del libro De putas y poetas, la cumbia era su perdición. Poco a poco fui conociendo a la Ticki cumbiantera. La primera vez que la vi, estaba bailando con Cucu mientras el semáforo me daba verde en alguna calle de la Avenida Elena. Cuando volví a abrir el libro, Cucu estaba en una pensión visitando a un gurú. Lobizón Endemoniado, le dicen.

Los días pasaron y de repente, durante un desayuno, Cucu me contaba como casi se hace millonario con el botín de uno de los ladrones más buscados en la ciudad. Pero al final prefirió seguir siendo pobre. Escritor pero pobre.
Los últimos relatos me supieron a fiambre. Creo que esa misma acidez tan característica de este platillo guatemalteco, es la que Cucu siente cuando habla de sus dos amores. Su esposa y Ticki la cumbiantera. Una adolescente idealista que además baila cumbia para luego descansar en los telos (moteles, según entendí en la lectura).
Cada relato se convierte en una parada dentro de un viaje popular, cumbioso y sabroso que me deja un sabor de boca con esencia de Gallo, Cabro o una Quetzalteca con Ticky. No comprendo por qué tengo tantas ganas de ir a cualquier lugar con una videorockola y bailar como si fuera el fin del mundo…. Una como las de Xela.
Este fue el tercer libro del reto de los 50 y el primero que leo de la colección Mata-Mata y fue escrito por el argentino Washington Cucurto.

Pd. Debo hacer una última confesión. A El curandero del amor no lo pude leer completo… Es tan pero tan genial que me dio muchos nervios y hasta grité… Me puso muy nerviosa y lo dejé sobre la mesa. Luego lo retomé y poco a poco concluimos.


Muy pocas veces puedo decir que la vida te cambia de a poquito o en gran medida al salir de un concierto. El único que había logrado eso era Enrique Bunbury. Sinceramente puedo decir que salgo renovada cada vez que lo veo en vivo. Hasta el concierto en 3D fue todo un suceso que recuerdo con cariño.

Hay algo que no todos los artistas tienen. Es esa capacidad de conectarte de manera íntima con cada uno de los asistentes. Ese click invisible y místico fue lo que hizo que el concierto de Andrés Calamaro fuera uno de esos que no se olvidan. Confieso que no soy seguidora, al menos no en la misma escala que con Bunbury. A él lo amo. Sí. Soy fan. Y pegué un grito cuando mi mejor amiga me dijo que quizá viene a Guatemala el otro año. Tiene la canción perfecta para cada momento de mi vida… Pero regresemos a esa cápsula mística que nos envolvió el domingo pasado junto a Calamaro. Un concierto «Cambia vida».
La noche me supo a gloria abrazada de mis amigas, bailando cumbias o el jamming entre vinito y vinito. Brindé con el Principito, quien seguramente nos observaba entre ese cielo despejado. Porque hasta eso fue perfecto. Hermoso. Desde Los Divinos sentí que algo en mi empezaba a cambiar. No es coincidencia que en su blog oficial Calamaro haya calificado este concierto como La dosis, administrada en un marco inolvidable. Todavía no encuentro palabras. Pero sí puedo decir que me di cuenta de muchas cosas.

Gocé intensamente cada una de las letras recibidas y las agradezco. Suelto algunas otras que no caben en mi equipaje para continuar con mi camino. Seguiré un trayecto sin rumbo fijo pero que pinta diferente porque sé que merezco infinidad de sonrisas. Las mismas que saqué al gritarle a las estrellas cuando no sabía si estaba despierta o tenía los ojos abiertos.

Gracias Calamaro.

Mis highlights y favoritas:
Tres Marías
Crímenes Perfectos
Los Divinos
Todos Se van
Flaca
El jamming
Te quiero igual
Todo el concierto !
El link para la crónica del concierto publicada en Siglo21 aquí (click)
Un vistazo a lo que vivimos en Guatemala. Gracias al video de Paula Morales
Una de las Cambia Vidas…

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