Poemas y relatos

El reflejo en el umbral Parte III


Entre tantas nuevas emociones y la posibilidad de una reunión con Sara fuera de la oficina, la presencia de los vecinos mentales había sido olvidada casi por completo. Ellos, por su parte, no están contentos con la nueva situación que ha venido a desestabilizar su tranquilidad y con ello también sus planes han sido postergados. Pero la cita a la que tímidamente invitaste a tu pretendida fue lo que derramó la gota del vaso de la paciencia que comparte el quinteto en tu cabeza. Había que hacer algo para impedir semejante contacto con la felicidad.
Así que hurgaron los recuerdos enterrados bajo el nombre de Laura para boicotear tus planes y jugar un poquito con tu baja autoestima.

Mientras tanto tu cuentas los minutos para huir de tu trabajo y refugiarte con Sara durante las últimas horas de la tarde del Miércoles y su 2×1 promocional en la sala de cine. Ambos se reúnen a cinco calles de MicroSys, que así se llama la empresa donde trabajas, para que nadie se de cuenta de la naciente relación, que a su vez es vedada por el artículo 25.f del Reglamento Laboral. Pero el peligro de lo prohibido únicamente logra aumentar la cantidad de relaciones entre compañeros; actualmente hay diez parejas de esposos, 5 de divorciados y 15 de amantes. Ustedes podrían ser el número impar en la estadística.

Este es el suspiro número 15 que he exhalado desde que vine a este centro comercial. El aburrimiento provocado por la espera motiva largos y continuos suspiros decepcionados ante la impuntualidad de Paulo: Un joven medianamente atractivo que me invitó a comer y luego al cine. Acepté la invitación sólo para no desaprovechar la oportunidad de ir a ese festival que anunciaron en la prensa, y qué mejor manera de hacerlo que gratis. En estos tiempos de austeridad estudiantil prefiero destinar mi escaso presupuesto para la compra de más hierba.
No veo cómo la impuntualidad puede ser exaltada como una cualidad o puede ser aceptada como algo típico de nuestra sociedad. En otros países la autoridad del reloj es respetada a cabalidad. Ni un segundo más o un segundo menos.

Disimulas los nervios que invaden cada célula de tu organismo por medio de una conversación que está a punto de convertirse en verborrea. Tu interlocutora parece ignorar esta situación porque ella también está nerviosa.
Cuatro años han pasado desde que dejaste de frecuentar Galerías Sally, el centro comercial de moda. Ciertamente su popularidad ha crecido, pues en esta meca del comercio coinciden todas las tribus urbanas junto a enamorados y padres de familia.
Luego de haber comprado los boletos para la función vespertina, ambos esperan su turno para comprar unos poporopos y continúan platicando sobre el trabajo, la familia, la comida favorita de cada uno, entre otros tópicos clásicos de las primeras citas.
Ella sonríe mientras te relata las travesuras que cometía en el Instituto Educativo de las Monjas Benedictinas, pero tú te distraes con un vago recuerdo y, cuando es tu turno de hablar del pasado, únicamente das una biografía muy escueta y básica. Sujeto, predicado y complemento. Yo estudié en el Colegio Tecnológico en Computación Integrado con orientación comercial, secretariado bilingüe y turismo ecológico.
El destino te favorece para que no sigas la conversación porque las luces de la Sala 6 se apagan y los comerciales que castigan la piratería se entremezclan con los de salchichas y comida rápida, para luego dar pie a que inicie la proyección de The Shining.
Justamente han venido al Ciclo de Cine Clásico, en el cual se proyectarán distintos largometrajes que han marcado la pauta en el cine. En realidad es una estrategia para abrazarla y consolarla cuando Thomas busque asesinar a su familia.
El sonido sorround envolvente que tanto ha anunciado CineManía carece del suficiente volumen para acallar las burlas de los vecinos mentales. Al principio crees que el bullicio está formado por las conversaciones de las personas que están sentadas a tu lado, pero luego notas que todos están absortos en la película. Los asistentes observan una de las escenas cruciales, en la que Jack blandea su hacha por toda la habitación en búsqueda de su esposa Wendy.
Este es el momento exacto en el que podrías abrazarla y decirle que todo estará bien… Pero tu atención está en otro lugar.
“Mirala, está teniendo el peor momento de su vida”
“De seguro está aquí en contra de su voluntad y sólo lo hace para ganar una apuesta”
“JAJAJAJA. Claro, quién querría salir contigo Javier. ¿Acaso no recuerdas? Al principio Laura parecía estar completamente enamorada de ti pero en realidad no sentía nada”.
“Sí. Te abandonó. Te cambió por algo mejor”
“No pudiste hacerla feliz en ningún momento. Tampoco podrás hacer feliz a Sara… SARA, qué nombre tan repugnante”.

Te excusas y sales corriendo al baño mientras Jack persigue a su hijo Danny alrededor de un laberinto sin salida.
Sacudes tu cabeza y crees que el lavarte la cara hará que todo desaparezca o que por lo menos, tus pensamientos serán refrescados. Observas tu reflejo en uno de los espejos del baño. Hay una sensación nueva. Te incomoda ver como tu clon repite fielmente cada gesto que haces. Quisieras que esa no fuera una copia tan real de tu existencia. Algo cambió pero no sabes con certeza qué es lo que sucede. Huyes también del baño y te apresuras a regresar con Sara y ver los últimos instantes del Resplandor.
Tu ausencia pasó desapercibida, pues Sara estaba tan entretenida con la película que no notó tu salida, por lo que ahora platica contigo acerca de las escenas que te perdiste. Únicamente le sigues la corriente y asientes cuando debes hacerlo.
El siguiente punto en la agenda es la cena. Qué mejor lugar para escoger un bocadillo que el Food Court que ocupa todo el tercer nivel del comercial. Es una réplica exacta de cientos de miles de Food Courts en cientos de miles de centros comerciales adonde llegan cientos de miles de personas. Lo único que cambia es la moneda con la que se realizan las transacciones y uno que otro local con comida típica de cada nación. Por lo demás, son las mismas cadenas corporativas de comida rápida las que ofrecen por tan sólo unos centavos más sus combos súper agrandados.
Sara escoge una ensalada y tú ordenas un Menú de Tacos Americanos con queso y papas fritas grandes.
A la vez que bebe los últimos sorbos del jugo de naranja, te cuenta cómo dedica su tiempo libre a las actividades relacionadas con salvar los recursos naturales y actualizar tanto su blog personal como el del Colectivo Madre Natura. Pero todo ello es ad honorem y necesita pagar las cuentas con su trabajo diario como Gerente de Telemercadeo.
Aborrece las actitudes consumistas, que son características de los rebaños sociales que habitan en cada rincón del mundo globalizado. Es por ello que ahora no le gusta su nombre, pues es el homónimo de una cadena de Boutiques originaria de España y que ahora ha venido a instalarse en Guatemala. La única diferencia es que uno inicia con Z y otro con S, pero no quiere usar su segundo nombre porque le recuerda a su abuela y ella no solía consentir a sus nietas. La abuela Antonieta era demasiado estricta con sus nietas y nunca aprobó la personalidad de Sara, por lo que formó un frente unido con los padres de Sara para convencerla de no estudiar Biología y abandonar su inclinación revolucionaria. Ella se molestó, hizo berrinches, insultó a sus progenitores, se escapó con su novio de aquella época y creyó que nunca más los volvería a ver. Cuando se les acabó el dinero y su novio no mostraba intenciones de trabajar, decidió retornar cual hija pródiga y hacerle creer a su familia que respetaría el plan. Al graduarse Magna Cum Laude como Licenciada en Administración de Empresas, empacó su ropa en un discreto bolsón y partió rumbo a la capital con la determinación de trabajar e involucrarse en obras sociales y salvar al mundo de todas las calamidades modernas.
Conforme pasaron los meses, el Plan de salvar al mundo se fue aplazando y el idealismo finalmente cedió ante la cruda realidad. Sin embargo, encontró en el Colectivo Madre Natura la posibilidad de retomar su meta de una manera modesta pero fructífera. Han salvado algunos delfines, cincuenta perros callejeros, dos hectáreas de bosque municipal y la semana pasada entregaron un Proyecto de Ley en el Congreso de la República.

Parte II aquí (link)
Continua aquí (link)

2 Comments

2 thoughts on “El reflejo en el umbral Parte III”

  1. Jum. A lo mejor, siempre hay algo de cada uno en lo que hacemos. Lo del asalto sí es autobiográfico y lo de la ida al cine con el chavo super cariñoso/encimoso… Qué incómodo cuando sales con alguien así jaja.

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