Pensé en llamarte


Pensé en llamarte. Quise acortar esta distancia y sonreír de una buena vez. Marqué tu número sin dudar. Todavía me lo sé de memoria aunque lo haya borrado de todos los implementos tecnológicos a mi alcance.

El aire se hizo escaso. Mi lado racional recapacitó justo cuando iba a completar los últimos dígitos. Le dio un jalón de pelo al corazón y colgué. Poco a poco todo volvió a girar. Mi pulso cobró su ritmo normal.

Fue en vano. Las excusas estaban demás. No pude contestarle a la cabeza qué diablos era lo que tenía que decirte. Entonces te mandé un «toque» en Facebook.