Debo empezar este post con una confesión: Desde que era una niña pequeña cantaba las canciones de Ricky Martin. En especial Fuego de  noche, nieve de día. Luego recuerdo que cuando íbamos en el carro con mi mamá y hermanos, solíamos gritar la letra de La copa de la vida. Uno de mis hermanos incluso se aprendió la coreografía.
Pasaron los años y siempre que escuchaba Vuelve o Fuego de Noche… en la radio, me emocionaba y disfrutaba la canción. Y así siguió mi vida muy normal con mis emociones y decepciones respectivas. Luego un día de este año vi que Ricky había tuiteado nuevas fechas para su gira M.A.S. tour. Acto seguido pegué un grito cuando vi que Guatemala aparecía en el listado y pacientemente esperé hasta el 20 de octubre. Miraba videos sobre sus presentaciones en otros países y seguía sus actualizaciones en las redes sociales. Fue así como me enteré que en Venezuela regaló entradas a un fanático.
Los días siguieron pasando y en Guatemala llovía. Acepté la posibilidad de que quizá el concierto no se llevara a cabo porque la naturaleza hacía de las suyas en el país. Hasta que, mi jefa me dijo que parecía que Ricky había adelantado su llegada a Guatemala y que tenía como tarea ir al hotel a conseguir aunque sea una foto.
No me gusta mucho el rollo paparazzi pero partí contenta de hacer mi trabajo y un par de horas después me encontraba en una sala junto a otros compañeros para participar en una pequeña reunión que se convirtió en conferencia de prensa.

Fue ahí donde lo conocí y me di cuenta que es alguien muy sencillo, sonriente y pacífico. Respondió todas nuestras preguntas y luego compartió unos minutos más con nosotros. Se tomó algunas fotografías y luego regresó a su habitación. Yo regresé a la redacción y terminé un día más en el trabajo.

Así que con todo este preámbulo, procedo a compartirles un pequeño video que resume lo que Ricky compartió el lunes 17 de octubre con algunos medios guatemaltecos. Para más información pueden estar al tanto de www.siglo21.com.gt , este blog o la página en Facebook: Confesiones de una Lunátika.

Los redoblantes no tienen vergüenza y el xilófono grita a todo pulmón. Las calles del Centro Histórico fueron tomadas por decenas de instrumentos musicales que han salido a lucir sus mejores galas. Han esperado este momento durante varios meses y no piensan pasar desapercibidos. Los alumnos de diferentes establecimientos educativos desempolvaron las baquetas y las fundas para ensayar por semanas las tonadas que ahora resuenan por las calles y avenidas.

Es la noche previa al 15 de septiembre, fecha en la que los guatemaltecos conmemoran la Indepencia del país. El concepto de «independencia» tiene muchas aristas cuestionables, puesto que es cierto que Guatemala aún no es del todo libre y soberana. Hay muchos aspectos políticos, económicos y sociales que nos hacen depender de otros países, fuerzas, grupos armados, narco, etcétera.

Tomando lo anterior en cuenta y sin olvidar el contexto político del país, quise de igual manera compartirles el siguiente video grabado con mi celular. Las imágenes son del 14 de septiembre y fueron tomadas en el Centro Histórico de la capital. Son quizá un paréntesis de música y baile en una ciudad agotada por la violencia y la inseguridad. Debo confesar que me sentí muy contenta entre el público y la música me motivó a bailar un poco. Al día siguiente se realizaron más desfiles en un acto protocolario frente al Palacio Nacional. Pero los momentos del video fueron mis favoritos porque la Sexta cambió en la noche, había mucha gente bailando o caminando con un rostro menos preocupado.

Las películas que vemos una y otra vez por televisión son como sorpresas que aparecen cuando el aburrimiento está a punto de apoderarse de toda la habitación. Entre ellas hay una película con una escena que cabe en el top de las favoritas. Muy pocas logran conmoverme hasta el punto de empujar una lágrima para que humedezca por unos segundos la mejilla.
Una de esas escenas pertenece a la película The Story of us, dirigida por Rob Reiner y protagonizada por Bruce Willis junto a Michelle Pfeiffer. Siempre la he visto por el cable y no me canso de hacerlo. En ocasiones anteriores aprecié la actuación de Michelle, pero hasta ahi.

Este fin de semana, el zapping puso frente a mis ojos este film. Tuve la oportunidad de verlo desde otra perspectiva. Quizá una más personal.

Es la historia de un matrimonio quinceañero. Los problemas y malos entendidos se han ido acumulando hasta que la gota del vaso se derrama. Cuando los hijos parten hacia el campamento de verano, la pareja decide separarse y divorciarse porque creen que ya no hay nada más que hacer por la relación. Durante ese tiempo alejados tratan inconscientemente de acercarse pero todo es en vano. Además, deben afrontar la realidad e informarle a sus hijos sobre esta decisión.
Para mí, la parte culmen de la película es el último monólogo. «No quiero construir una ciudad sobre otra. Me gusta mi ciudad, me gusta quienes somos»…
La manera en que ella le expone las razones por las que aún lo ama y a la vez reconoce los defectos que ambos tienen. Luego, la mirada de él. Cómo a través de su mirada puede percibirse esa ternura y cariño. También está a punto de llorar porque en el fondo, también la quiere a su lado y no puede vivir sin ella.

Siempre me ha cautivado y hoy provocó un par de lágrimas junto a un gesto de ternura. Así es una verdadera declaración de amor. Lo demás, son casacas…

Para mantener una secuencia y con el objetivo de contextualizar el post, les coloco dos videos. Son los últimos momentos de la película. La segunda parte es mi favorita. La versión en español pueden verla aquí.

The Story Of Us – Click here for this week’s top video clips

A pesar de que este capítulirijillo ya fue estrenado en la tele, bien vale la pena verlo de nuevo. Yo no lo había visto sino hasta hace una semana e inmediatamente le puse el tag de favoritos. Siendo yo una fan de los programas de suspenso, policías e investigación (quizá es un anhelo inconsciente por que en Guatemala se encuentre a los asesinos o que los Cold Case no queden en el olvido, o que los tribunales no sean tan corruptos), no pude dejar de divertirme con la parodia que en este capítulo se le hace a la serie 24 minutos.
24 minutos fue transmitido bajo el código 399, ya que fue el penúltimo de la temporada 18. El director Skinner abre una UCAE (Unidad Contra el Absentismo Escolar) en la escuela primaria de Springfield, la cual es manejada por Lisa, quien deberá reclutar a su hermano para evitar que Jimbo, Kearney y Dolph atenten contra una de las actividades escolares más importantes: La venta de pasteles. Paralelo a esto Marge lucha contra el tiempo para preparar el pastel que llevará a la escuela pero la tarea se le complica al quedarse sin ingredientes y luego carbonizar el pastel.
En el episodio Bart y los protagonistas de 24 coinciden gracias a una aparición especial de Keifer Sutherland y Marie Lynn Rajskub, dando voz a sus personajes.
Ahora que lo pienso, no sería divertido ver una adaptación a la realidad chapina? Tenemos a un Presidente de la República presuntamente espiado por las fuerzas oscuras del crimen organizado y traicionado por el encargado de su seguridad. Platicando con mis papás, empezamos a elucubrar qué podían haber escuchado los espías en las grabaciones de la casa.
«Hay Jandra, otra vez no te lavaste los dientes y tus pies tampoco huelen muy bien » Luego sonidos de golpes y de dolor, «Alvaro! déjame de estar molestando o te vuelvo a dar otro tu cinchazo» . Jaja puede sonar tonto pero total… Ahi está.
Los dejo con el capítulo 21 de la temporada 18 de Los Simpsons. Según la velocidad de su computador, deberán esperar un poco pero vale la pena jaja. =0)

Esta es la ilustración del poema a continuación—