Sirva este post para homenajear el legado literario que me han dejado las novelas de Gabriel García Márquez que me recomendó mi mamá alguna vez.
El primer ejemplar de Cien Años de Soledad al que me acerqué estaba en la librera de mi casa. Tenía una pasta amarilla bastante pálida con una nena inexpresiva en la portada. No recuerdo cuántos años tenía pero sí tengo muy presente a mi mamá contándome que ese era su libro favorito. Siempre que lo leía, le encontraba nuevas facetas a la historia y eso era algo que yo no terminaba de comprender.
Un buen día empecé la lectura y… ya no paré. De repente mi casa ubicada en cualquier suburbio capitalino, se llenaba de plantas silvestres y desde lejos podía observar a José Arcadio Buendía mientras empezaba la dinastía que me llevaría hasta Macondo. Quizá tenía menos de quince años cuando me dejé llevar hacia esas historias tan mágicas y verosímiles a la vez.
Ese fue mi primer boleto hacia las novelas de Gabriel García Márquez. Observaba con sorpresa los trucos de los gitanos y pretendía haber conocido el hielo por primera vez, al igual que lo hizo el coronel Aureliano Buendía. Luego continuaba mi paseo junto a los almuerzos que se preparaban en la casa de los Buendía, donde llegaron a recibir a decenas de turistas en la época de mayor esplendor para Macondo. Sufrí las penas de amores de la pobre Remedios, cuyos novios murieron y nunca pudo ser feliz. Me instalé en una de las habitaciones, desde donde escuchaba al viejo José Arcadio mientras estudiaba hasta volverse loco. Fui cómplice de Rébeca, pues cuando era niña solía comerse puñados de tierra y no decía ni una sola palabra. Padecí junto a ellos un diluvio eterno y fue ahí donde aprendí el término escampar, que se define como dejar de llover. Los párrafos que describían las lluvias perennes se quedaron grabados en mi memoria y siempre que observo una tormenta, tengo la leve noción de estar viviendo un pedacito de la novela.
Mi mamá, como en muchas otras cosas de la vida, tenía razón. La novela no revela todos sus secretos al leerla la primera vez. A Cien Años de Soledad hay que descubrirla poco a poco y planear los viajes con anticipación. Quizá he leído el libro 4 ó 5 veces y nunca dejan de sorprenderme los relatos mágicos que García Márquez describe con tanta seguridad. Gracias a estas lecturas comprendía las referencias que algunos columnistas hacían entre nuestra Guatemala y Macondo. Macondo es cualquier lugar de latinoamérica y es una metáfora de la historia de cada país. La soledad es una espina que lastima a cada uno de los descendientes Buendía. Ya sea por la mala suerte en el amor, el egoísmo, las maldiciones familiares representadas en distintas tragedias y la centuria de una familia destinada desde el principio a la tragedia.
Después de Cien Años de Soledad me acerqué a El Amor en los tiempos del cólera. Novela más romántica y trágica. El realismo mágico seguía ahí pero ahora me emocionaba con un par de enamorados que debieron postergar su romance hasta la última etapa de su vida. Si vieron la película, les recomiendo que lean el libro también. La película protagonizada por Javier Bardem no retrata a cabalidad el submundo de esta novela. Lo único que me gustó fue la canción de Shakira que forma parte de la banda sonora.
¿Quién no ha leído Crónica de una muerte anunciada como parte del pénsum en el colegio? A mi me tocó leerla en mis años de diversificado. Me lo gocé pero me gustó más leer La Hojarasca. Este último es un libro que carece de diálogos y relata una historia a partir de los pensamientos de los personajes principales. A casi nadie de mis compañeras del salón les gustó La Hojarasca pero si han leído Pedro Páramo de Juan Rulfo y además, les gustó; entonces harán bien en leer La Hojarasca. Los Funerales de Mamá Grande me pareció un apéndice de Cien Años de Soledad, este también me lo recomendó mi mamá.
Todos los libros que he mencionado hasta el momento, a excepción de La Hojarasca, estaban esperándome en la librera de mi casa. Después de esas lecturas continúe con Noticia de un secuestro y aquí la tónica cambia radicalmente. Nos encontramos en la Bogotá moderna para seguir paso a paso la historia real del secuestro de Maruja Pachón Villamizar, ocurrido en 1990, a manos del narcotraficante Pablo Escobar.
El último libro de García Márquez que pasó por mis manos fue Vivir para contarla, una hermosa autobiografía que me llevó al verdadero Macondo. El autor nació en Aracataca y esta ciudad fue la que lo inspiró para ambientar su novela más célebre. Pero además de conocer de cerca su pueblo natal, también es posible comprender las referencias literarias y a los personajes reales que incluye en Cien Años de Soledad y El amor en los tiempos del cólera. Esta lectura invita a conocer sus primeros pasos por el periodismo y navegar por las memorias del escritor.
Hace unos años mi mamá se compró una edición conmemorativa de los 40 años de Cien Años de Soledad y ese fue el ejemplar que llegó a las manos de mi hermano menor. Se lo devoró enseguida y también le quedó plantada la semilla de Macondo. En cualquier momento retomaré el libro para internarme por ese poblado. Creo que han pasado muchos años desde que leí la novela por última vez. ¿Quién sabe? A lo mejor podría encontrarme al patriarca José Aureliano atado un castaño mientras platica con el fantasma de su antiguo enemigo. A lo mejor tome un paseo con la llegada del tren para gozar la época del esplendor para los habitantes del pueblo. Quizá salga volando con los vientos huracanados que se llevan al último hijo de la dinastía. O puede ser que aparezca junto al coronel Aureliano Buendía para asistirlo frente al pelotón de fusilamiento, justo cuando comienza la novela:
“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de
recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces
una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas
que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos
prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre…”
Les dejo este link para conocer de cerca los !00 Años de soledad: (
http://www.emol.com/especiales/infografias/100soledad/index.htm )
Acompañen su lectura con la canción de Shakira.