Mientras escribo estas líneas quizá muchos de ustedes estén haciendo sus maletas y contando los días para viajar hacia un paradisíaco lugar en Guatemala. O quizá estén alistándose para salir a cargar una de las tantas procesiones que recorrerán la ciudad en los siguientes días. Lo que me mueve a escribir este post es una reflexión sobre la Semana Santa que todos vamos a vivir. Porque de nada sirve que cumplamos con todos los ritos o actividades en la Iglesia si al salir al mundo llevamos dolor o rencores en nuestro corazón. Si después de cargar todas las procesiones habidas y por haber, de todas maneras le damos la espalda a los necesitados y nos dejamos caer en la frivolidad de las alegrías líquidas y pasajeras. Lo mismo pasa con viajar hacia cualquier parte del país y dejar de lado el momento de la meditación.
En el seno de la Iglesia Católica, el camino de preparación hacia la Semana Santa inició con el Miércoles de Ceniza y la Cuaresma. Este período fue el indicado para examinarnos con objetividad y reconocer los puntos débiles que necesitan morir para poder ser mejores personas. Nuestros hermanos cristianos evangélicos también pasan por un período de análisis interno y meditación durante la Semana Santa.
Puede ser que seamos muy irascibles, haraganes, egoístas, vanidosos, mentirosos, parranderos empedernidos en exceso y un gran etcétera. Pero les tengo una buena noticia: No estamos condenados a ser así para siempre. Podemos levantarnos y aceptar el llamado a la santidad para seguir a Jesús. El camino no es fácil, pues está lleno de obstáculos y dolores. Pero también está inundado de amor; de un amor basado en Cristo y en la alegría plena.
Después de que finaliza la cuaresma y cada quien ayunó (esto puede ser simbólico al privarnos de aquellas cosas que nos ayuden a reflexionar como la música, chocolates, etc), viene una adecuada confesión y la disposición a meditar sobre la Pasión, Muerte y Resurección de Jesús. Debemos matar al hombre/mujer viejo para renacer a una vida nueva marcada por la alegría del triunfo de Jesús sobre la muerte.
Muchos solo hemos conocido la Semana Santa de las procesiones pero, citando al Arzobisbo Metropolitano Oscar Julio Vián, no basta con lo externo. Debemos ser sinceros con nosotros mismos y procurar que las expresiones externas sean una figura y expresión de la conversión que tenemos internamente. Las procesiones forman parte de una tradición que tiene el carácter de Patrimonio Intangible de la Nación. No exaltamos el dolor ni adoramos imágenes. Es una tradición en la que acompañamos simbólicamente a Cristo y los cargadores llevan el peso simbólico de la cruz. Ver las imágenes nos sirve para meditar y tener un reencuentro espiritual.
La palabra que lo resume todo es AUTENTICIDAD. Ser auténticos en esta Semana Santa es lo más importante. Nuestro corazón debe estar con el Señor y entonces dejar a un lado las riñas, las críticas hacia los demás, reconciliarnos con el familiar, asistir a la misa o al servicio de la comunidad, dejar la mediocridad a un lado, escuchar a quien tenga un problema, reducir la medida al ingerir bebidas alcohólicas, no calumniar, cuidar el vocabulario, etc. En resumen, ser un reflejo de Jesús y de su amor.
Si vamos a viajar a la playa o algún otro destino turístico, también debemos recordar que la razón de estos días de descanso viene de la Semana Santa y, en consecuencia, de rememorar la Pasión de Cristo. Mi sugerencia humilde para ustedes es que no se alejen del todo en la parranda. A su lado está Jesús esperándolos y pueden dedicarle una oración sincera. Quizá en ese lugar haya una Iglesia a la que puedan asistir para comulgar y darle vitaminas a su espíritu. No se trata de darnos latigazos hipócritas o de imitar a las abuelitas de antes que sacaban de la piscina a todos los niños el viernes a las tres de la tarde para recordar la muerte de Jesús. Ese hecho vacío no tiene sentido alguno. Se trata de convertirnos desde lo más profundo de nuestro corazón y dar testimonio del Evangelio.
Y si no son ni católicos ni evangélicos y creen que las procesiones no tienen razón de ser o que están mejor sin ninguna religión, gracias por continuar su lectura hasta este párrafo. Traten de obviar la palabra Santa cuando hablen de parrandas o de las celebraciones influenciadas por la publicidad, en las que no esté presente Jesús. Lo que sí les digo es que Cristo y Dios los aman tanto, tantísimo. Que no se olvidan de ustedes y jamás los han dejado solos.
Ayer, Viernes de Dolores, recordamos los 7 dolores de María, madre de Jesús. Hoy es Sábado de Ramos y empieza la Semana Santa. No hay que quedarnos en el dolor de la muerte de Jesús, pues debemos recordar que lo más importante de su entrega de amor hacia nosotros, es que resucitó y que el Domingo de Resurección nos espera una fiesta de victoria. Renazcamos pues y acompañemos a Cristo en nuestras oraciones y en los diferentes servicios o misas que se desarrollen esta semana.
Cambiar es posible. Solo requiere valor, voluntad y la constancia de cada día. La oración es una buena herramienta para mantenerse firme en el propósito.
Si pueden leer el Magacín de Siglo 21 en su publicación especial el miércoles, no se olviden de consultar el artículo Sea: Reflexiones cristianas para la Semana Santa.
A continuación comparto con ustedes el significado de cada día, de acuerdo a la Iglesia Católica. Si un lector cristiano evangélico o luterano o anglicano quiere compartir cómo vive su Semana Santa, se lo agradeceré bastante para conocer otras formas de vivir el cristianismo. 🙂
Domingo de Ramos
Resume la dinámica del Misterio Pascual de Cristo, Las palmas y los ramos manifiestan que la muerte en la cruz es camino de victoria.
Lunes Santo al Miércoles Santo
Celebración comunitaria o de la penitencia o reconciliación con Dios.
Jueves Santo
Este día se celebra la última Cena en que Cristo instituyó la Eucaristía, de la atención especial a los pobres, del Amor Fraterno. También tiene lugar el lavatorio de pies y la oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní, que es una de las oraciones más intensas de Jesús. Fue uno de los momentos donde se sintió solo y pudo haberle dicho a su padre que lo salvara pero por amor a nosotros, aceptó todo lo demás que le faltaba vivir cuando lo arrestaron.
Viernes Santo
Prisión y juicio de Jesús. Es el día de luto rigoroso en el que se recuerda la muerte de Jesús.
Sábado Santo
Al anochecer se realiza la gran Vigilia Pascual, en la que más me entusiasma participar esta Semana Santa. En la primera parte se enciende una fogata
Domingo de Resurección
Alegría intensa por la victoria sobre la muerte de Jesús.
¡Que tengan todos ustedes una feliz y santa Semana Santa!