La luz de las diez de la mañana se confunde con la iluminación de las lámparas de Starbucks. El lugar es un búnker aislado del típico bullicio capitalino. Las ideas parecen estar suspendidas. Duermen durante un día cualquiera. Olga permanece ajena a las señales mudas que hacen los policías de tránsito del otro lado de la ventana. Prefiere hojear el periódico y perderse entre las noticias. Al observarla detenidamente, cualquiera podría darse cuenta que no es ajena a la información que recibe en cada página. Aunque su rostro permanece serio y distante, su mirada transmite tristeza. Hay una taza de café en la esquina de la mesa que aún no ha sido probado.
La energía de los meseros podría contagiar a cualquiera de entusiasmo. Sin embargo, Olga es inmune a cualquier distracción. La seriedad con la que gobierna su metro cuadrado llama mi atención desde el primer instante. Decido contrarrestar mis nervios y acercarme para preguntarle si puedo tomar su retrato. Pareciera como si despertara de un largo sueño y apenas me pone atención. No conversamos mucho, por lo que la sesión es breve y algo accidentada. Recordemos que esta es la segunda fotografía que le tomo a una persona extraña, por lo que debo parecer profesional aunque por dentro los nervios ganan la batalla poco a poco. Transcurren cinco minutos desde mi primer acercamiento. Le agradezco por haber accedido a ser la Extraña 02 en este proyecto. Se voltea para seguir leyendo el periódico y yo me marcho con la captura de la tristeza de Olga, la lectora en la cafetería.
La foto es parte del 100 Strangers Project: www.flickr.com/,groups/100strangers/ http://flic.kr/p/bqN5o4
Bonito proyecto, me gusta.