Mis contrincantes son los números del 1 al 9 que debo colocar en cada casilla del campo de batalla. Un cuadrado divido en 81 partes me observa desafiante. Solo existe una manera de ordenar cada cifra en las filas y columnas sin que se repitan.
La matemática no es amiga mía pero no pude resistir la tentación de jugar un sudoku.
Este rompecabezas ha conquistado a personas de todas las edades y nacionalidades. Sin embargo poco se sabe de su origen.
Es probable que el matemático suizo del siglo XVIII Leonhard Euler sentara las bases al utilizar el sistema del cuadrado latino para realizar cálculos de probabilidades. Los años pasaron y en 1979 la empresa Dell Magazines publicó este juego, creado por Howard Games bautizado como Number Place (el lugar de los números).
Gotas de sudor recorren mi frente. El campo de batalla luce parcialmente completo. El escuadrón numérico es un tanto escurridizo. No he logrado colocar los números 6, 7, 5, 1en las casillas correctas.
Luego de ser publicado por Dell Magazines, el juego recibió una invitación de parte de la editorial japonesa Nikoli para unirse al staff de pasatiempos del periódico Monthly Nikolist. Así fue como este puzzle fue publicado en abril de 1984 bajo el nombre de “Suji wa dokushin ni kagiru” (los números deben estar solos).
El nombre del juego se redujo a sudoku gracias a la práctica japonesa que consiste en tomar el primer kanji de las palabras para abreviarlas.
Posteriormente periódicos internacionales como The Times, The Dayly Mail y nacionales como Prensa Libre o Siglo Veintiuno, han incluido este puzzle en su sección de pasatiempos.
¡Por fin! Saboreo la dulce satisfacción de la victoria ante el ejército matemático.
Lunátika
Lucy 1 – Japon 0!
Y como dijo bennedetti:
Cuando los japoneses adquirieron
el rockefeller center
ellos que tienen geishas y la sony
y samurais y teatro no
y kamikazes y kurosawa
y matsuo basho y panasonic
y aprenden flamenco por computadora
y pueden cantar tangos sin entender palabra
Cuando los japoneses adquirieron
el rockefeller center
supe que por fin había empezado
la sutilísima la dulce
venganza de hiroshima
Qué pilas tú, yo le huyo a la mayoría de asuntos relacionados a los números. Apenas sí he medio dominado el arte de medir la luz al tomar mis fotos. Un abrazo!