Ensayo, Poemas

La muerte reflejada en el espejo de Xavier Villaurrutia


¿Cuán importante es reconocer las figuras literarias para apreciar un poema?



La muerte se perfila como
una compañera que acecha desde la orilla del espejo. Al leer los poemas del
mexicano Xavier Villaurrutia (1903-1850) se abre un espacio de infinitas posibilidades en
el que la noche es el espacio perfecto para dar rienda suelta a las obsesiones
que marcaron su obra. Villaurrutia participó en la vanguardia con su
acercamiento al surrealismo y era alguien que recurría de forma constante a la
muerte propia, el insomnio y la soledad.


Cuando se lee poesía puede haber
dos formas de acercarse a los textos. Una de ellas es la del que avanza sin
preocuparse por el rigor estilístico y el reconocimiento de las figuras
retóricas, pues busca la conexión con el alma del poeta. La otra es desde la
perspectiva teórica, en la que el lector se distancia y cuestiona las
estructuras de lo que se impone frente a él sobre el papel. Creo que la mayoría
de personas se quedan en la primera forma, sienten la conexión, aprecian la
belleza de alguna imagen, se conmueven y siguen adelante. Habrá otros pocos que
se interesan en diseccionar los versos como para tomar una radiografía. 

Este es
un ejercicio que combina las dos formas para identificar las figuras retóricas
en el siguiente poema:
Estancias
Nocturnas

Sonámbulo,
dormido y despierto a la vez,
en
silencio recorro la ciudad sumergida.
¡Y
dudo! Y no me atrevo a preguntarme si es
el
despertar de un sueño o es un sueño mi vida.
Desde el título podemos
apreciar que el escenario predilecto de Villaurrutia es la noche. En el primer
verso hay una antítesis al colocar la explicación del sonambulismo, el estado
que consiste en estar dormido y despierto a la vez. El paso entre la frontera
del sueño y la vida real es un tema que ha sido buscado por varios autores. En
el caso de Villaurrutia, probablemente obedezca a la influencia surrealista de
André Bretón.

En
la noche resuena, como en un mundo hueco,
el
ruido de mis pasos prolongados, distantes.
Siento
miedo de que no sea sino el eco
de
otros pasos ajenos, que pasaron mucho antes.
Miedo
de no ser nada más que un jirón de sueño
de
alguien –¿de Dios?– que sueña en este mundo
amargo.
Miedo de
que despierte ese alguien –¿Dios?–, el dueño
de
un sueño cada vez más profundo y más largo.
La metáfora del jirón de sueño expresa el temor de no ser
nada más que un retazo onírico empujado hacia la nada. La pequeñez del ser
humano frente al concepto universal de un Dios que sea el director del sueño.
También se identifica la anáfora, que consiste en la repetición de la misma
palabra al principio de las frases. En este caso es la reiteración del miedo.
El juego con los sonidos es evidente en el uso de rimas como en “dueño” y
“sueño” para darle musicalidad al poema y valerse de la aliteración.
Estrella
que te asomas, temblorosa y despierta,
tímida
aparición en el cielo impasible,
tú,
como yo –hace siglos–, estás helada y muerta,
mas
por tu propia luz sigues siendo visible.
Al dirigirse a la estrella le da vida y emplea el recurso
de animización para luego, de una manera compleja, colocarse en el mismo plano
que el astro que se asoma en el cielo impasible y expresar el peso de la muerte
con una comparación.
¡Seré
polvo en el polvo y olvido en olvido!
Pero
alguien, en la angustia de una noche vacía,
sin
saberlo él, ni yo, alguien que no ha nacido
dirá
con mis palabras su nocturna agonía.
La última estrofa inicia con
una repetición para remarcar la pequeñez de su existencia y el olvido al que
estará expuesto. El poema concluye con la nocturna agonía, de una forma
circular que nos regresa al título de la obra. Por otro lado, también pienso en
el fragmento de Alicia a través del espejo, en el que Alicia es cuestionada por
los gemelos Tweedle sobre la posibilidad de que ella sea apenas una minúscula
parte del sueño del rey rojo y que desaparecerá cuando el monarca despierte.

El poema Estancias nocturnas
es una reflexión sobre la propia existencia. Un cuestionamiento sobre lo que
hay más allá de los sueños y si existen o no los designios divinos. Acaso todos
seremos unas marionetas controladas desde el sueño del creador o somos una
creación independiente que muere lentamente como una estrella.

En cuanto a la
identificación de figuras literarias o retóricas dentro del poema, creo que es
un recurso de utilidad para acercarse al texto y desenmarañar el estilo del
autor. Sin embargo, es importante recordar que la obra es independiente de
quien la crea y por eso es que puede ser sometida a análisis estructurales.
Cuando el poeta escribe lo hace con libertad y el resultado final es lo que ya
luego los estudiosos clasifican de acuerdo a las figuras retóricas. La
sensibilidad de quien lea la poesía detectará y apreciará las anáforas, las
repeticiones o las metáforas aunque no maneje la teoría o desconozca que también
existen las aliteraciones, elipsis o sinécdoques.

Comentario escrito como tarea académica para el curso Seminario de Poesía Hispanoamericana de la Maestría en Literatura Hispanoamericana.

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