Esta Semana Santa decidí quedarme en casa para estudiar, adelantar tareas universitarias y descansar. A diferencia del año pasado, este 2010 tengo muchas ganas de pasar tiempo con mi familia, ver procesiones y almorzar con ellos para conversar y reír juntos. Ayer me la pasé muy bien con mi hermano, mamá y amigos al realizar uno de los sueños de mi mamá: ver a Aleks Syntek en vivo. Verla a ella gritar cuando él salió al escenario no tiene precio.
Este Viernes Santo me tomo un descanso lejos de la Guía para la Presentación del Informe del Proyecto de Seminario para meditar un poco sobre esta fecha y confirmar que mi corazón continúa pintado de morado y lleno de fe.
En un rato iremos a ver los Santos Entierros tal y como lo hemos venido haciendo desde hace muchos años. Ahora mi hermano es ayudado por mi mamá para terminar de prepararse y vestirse de cucurucho.
Este post lo escribo para recordar a todas las personas que han contribuido para que yo sea quien soy ahora. Desde las monjitas de la Asunción (Claudia fue la mejor!), pasando por el Monseñor Mario Fiandri del Cejusa y mi familia. Son personas religiosas y laicas que marcaron su huella en mi crecimiento y formación espiritual. Me enseñaron a vivir la fe católica y a ser parte de una Iglesia que va mucho más allá de unos sacerdotes acusados de pedofilia. Cada sacerdote es un ser humano y en definitiva no es la Iglesia. La Iglesia somos todos.
Antes de escribir este post me preguntaba por qué nos ofendemos tanto cuando en Estados Unidos atacan a los indocumentados y se cae en falacias de generalización al decir que porque uno o dos sean traficantes o criminales, entonces todos los demás latinos que cruzan la frontera también lo serán. Si en Guatemala los índices de violencia son tan altos, acaso eso quiere decir que todos los guatemaltecos son malos; que el país es asesino… Son estereotipos que de alguna manera se han quedado en la mente y por eso en las películas un sacerdote debe ser pedofilo y las monjas enojadas.
Durante los 23 años que tengo de pertenecer a la Iglesia Católica y 7 de haber hecho mi Confirmación, no he conocido a ningún sacerdote que no sea digno de admirar. En mi opinión el premio y todo mi cariño se lo lleva el Monseñor Mario Fiandri. Su vocación y amor a la vida son evidentes en cada homilía y conversación que sostenga con cualquier persona.
En este Viernes Santo quiero afirmar que Jesús no murió ni resucitó al tercer día en vano. El amor que he conocido y sentido las veces que el Espíritu Santo se manifiesta y me cuida es real. Por más que ataquen la Iglesia, mi fe sigue aquí. Porque los sacerdotes acusados y envueltos en escándalos sexuales no conforman toda la Iglesia y, si fueran culpables deberán ser penalizados. Porque la fe no se construye en paredes de arena o figuras terrenales.
Porque la muerte de Cristo en la cruz es redención. Si bien es un momento de profundo dolor, de negra pena, es al mismo tiempo un momento de profunda liberación. A partir de ahora el Señor resucitado vive en nosotros y nuestra alma debe tomar su condición apostólica. El Señor redentor redime con nuestras palabras, nuestro corazón. La conmemoración de la muerte y resurrección de Jesús hoy en la cruz no parte del recuerdo simple de un sacrificio, sino de abrazarnos con más claridad y más fuerza a este sacrificio redentor, hecho garantía, hecho amor, hecho corazón dispuesto a servir.
Con información de Catholic.net
excelente post!! tengo unos meses de seguir su blog y hoy creo que la conocí un poco mas… comparto su sentir en este post en particular… un abrazo y feliz pascua de resurrección!