Hay quienes buscan monedas olvidadas en la arena y los más románticos coleccionan conchitas de mar. Pero Mills se topó con unos documentos colocados cerca de una escalera que salía de la playa y cuando subía la marea parecía que estaba en el cielo. A partir de ese hallazgo, hace 6 años, nació un libro que en algunas partes prescinde de los signos de puntuación, así le da mayor peso a la palabra. En el manuscrito original las frases estaban mal redactadas y desde el momento en que el escritor guatemalteco intervino los textos, estos adquirieron otra dimensión.
Un año después escribió el libro, pero no fue sino hasta ahora cuando ve la luz bajo el sello de Catafixia Editorial. De acuerdo con Mills, el texto sólo existía en el mundo virtual y era promovido por medio de correos electrónicos, por lo que parecía un fantasma.
En el texto, el carácter espectral continúa; conforme el lector avanza se encuentra con una lectura poética violenta. Cada una de las figuras que aparecen son “atisbos de personajes, como ‘un brujo que se cambia de sexo’. Pero en realidad, comparto con el lector el desconocimiento sobre quiénes serían los personajes”, apunta el autor.
Un adjetivo vuelto personaje
La figura recurrente es el Desflorado, quien avanza entre balbuceos, voces cultas y coloquiales, que se expresan en diferentes idiomas como el K’iché y el inglés. Este detalle forma parte del anhelo que tiene Mills por llegar a hablar más de 20 idiomas. Por ahora bromea que cuando se siente inteligente piensa en francés y cuando sueña es en portugués y si se siente roquero, lo hace en inglés.
El Desflorado se abre paso entre palabras que golpean e ideas que recuerdan la noción de una violación. Aunque el poeta hubiera querido publicar un libro más suave y ser un autor best seller, prefiere mantener una línea caótica en este libro. Esa intención se debe a que en el momento de redactar, Mills atravesó por una época en la que se relacionaba con temas violentos que le llevaron a conformar una trilogía que empieza con Síncopes (2007). La segunda entrega es el texto que presenta hoy, y el tercero La noche de Balam Mills, que aún está pendiente de publicación. En cada uno se mantiene la metáfora de la desfloración, porque “aunque quisiéramos vivir en un paraíso, la realidad siempre nos va a violentar”, asevera Mills.
Entre géneros literarios
Al estilo de un Dj que en una fiesta intercala diferentes géneros y estilos, Mills se considera como un Text Jockey que une diferentes piezas para presentar una propuesta final que podría ser una ópera-death metal o un nuevo género que aún no ha sido creado.
Para él: “la originalidad se murió; quien quiera ser original y famoso con los libros, está loco. Lo que uno hace es tomar textos de referencia y crear mezclas entre la realidad y la literatura”. El loop (repetición) literario de Mills gira alrededor de “ninguna parte” ya que aunque se menciona una Guatepeor, esta es la siguiente fase después de Guatemala. “Un imaginario del futuro o un sueño de Philip K. Dick pero con rascacielos enanos”, acota el también autor de Caja Negra XX 2012 publicada este año por Mata Mata.
Mills escribe en su bitácora virtual Revólver (alanmills.blogspot.com), esta publicación constante “en la que nadie me paga, forma parte de mi anhelo para crear un lector, aunque la blogósfera se haya convertido en un desierto desplazado por otras redes sociales”. La tendencia, según el poeta, apunta a que ahora la gente se interrelacione más por Facebook y Twitter.
El viaje es mental
Mills es un poeta guatemalteco que divide su agenda anual en diferentes países a los que arriba para asistir a actividades culturales. En agosto tomará su equipaje para acudir a un encuentro de escritores del Pacífico que se desarrollará en México. En octubre asistirá al Primer Encuentro Internacional Literaturas Americanas que tendrá lugar en Argentina. Un mes después partirá al otro lado del mundo para participar en la Latinale de Alemania y presentará la versión deSíncopes traducida al francés en el Instituto Cervantes de París.
La posibilidad de estar entre fronteras le ha sido otorgada gracias a la poesía, aunque para él lo más interesante es lograr viajar con la cabeza y la imaginación. De ahí es que asegura que la nueva literatura será mental, ya que cuando todos piensen como poetas y encuentren las metáforas de la vida, la literatura desaparecerá.
En pocas palabras
¿Qué harías si no escribieras poesía? Sería una mala estrella de rock. Mi sueño es ser Lou Reed, pero ser un poeta guatemalteco sería la opción B. ¿Qué depara el futuro para usted? Mis obras maestras, pero aún me falta materializarlas.