“Tantas cosas pasan bajo este cielo
y el futuro es otro lugar que no conocemos”
Pedro Chavajay
Los poemas de Sin Mañana son un encuentro al unísono entre el pasado, el presente y el futuro. La típica urbe es cambiada por el paisaje del lago de Atitlán, en donde el poeta Tz´utujil nos invita a hacer un viaje que no tiene retorno.
Conocí a Pedro Chavajay en la efervescencia de una lectura de poesía, en el marco del Festival Internacional de Poesía de Quetzaltenango 2012. El bar estaba lleno y desde una pequeña sala se escuchaba la lectura, los comentarios de Javier Payeras y la música con poco volumen. Recuerdo que el poema que llamó mi atención fue uno en el que describía un nostálgico momento en las orillas del lago de Atitlán:
“Hemos llegado a este momento
sin mañana triste
con otros cuerpos que nos han sido ajenos
dejaremos los mitos en estas tierras
tantas cosas pasan bajo este cielo
y el futuro es otro lugar que no conocemos
nos desapareceremos en las perspectivas de las luces
que cuelgan en las aldeas distantes
como hombres suicidas
uniéndose a la mafia
escapándose
antes de que caigan
los primeros rayos del alba
y consuman este paraíso construido”
Después del festival tuve la oportunidad de pasar unos días en San Pedro la Laguna, que es donde Pedro creció. Poco a poco leí sus poemas y hoy decidí escribir un post para materializar de alguna forma el comentario sobre el libro Sin Mañana, publicado por la editorial Vueltegato.
Los poemas son un encuentro entre el pasado, el presente y el futuro. Todos transcurren a la vez en un lugar cargado de la energía de la naturaleza y los ancestros. Los antepasados no se han ido del todo, siguen presentes; como figuras errantes en las montañas y las casas de las nuevas generaciones.
San Pedro bien pudiera ser cualquier población en el lago. Un poblado que reclama un espacio que siempre le ha pertenecido pero que se ha diluido con el paso del tiempo. Quizá parte de esta reafirmación sea que el libro está escrito en Tz´utujil y traducido al español. No sé si es el primer libro de poesía que se ha publicado así pero sí sé que es una brecha para arrancar con este tipo de publicaciones.
También es la búsqueda de las raíces. Comprender de dónde venimos para entonces, poder empezar a descifrar hacia dónde nos dirigimos. Quizá estemos condenados a perpetuar la historia o tenemos todo el poder para cambiarla.
El marco de este viaje estático es un paisaje que, a su vez, también hace las veces de protagonista. Pero es un marco muy alejado del bullicio turístico. Es lo cotidiano; son esos detalles urbanos en una ciudad que observa en silencio las transformaciones del entorno. Un paisaje que recibe las plegarias de sus habitantes y lleva el registro del paso del tiempo. Es muy probable que aunque para el poeta ya no haya un mañana, el lago permanezca y que las montañas solo sean testigos del paso de una tormenta: “Quedan los objetos y sus rastros / rastros de gente poseída / con olores flotando / en el lugar recién abandonado”.
Les dejo algunos versos del libro Sin Mañana Nta K´a Chuwaaq.
“Ayer existió un hombre
(que nunca murió)
construyó un montículo de huesos
en un eclipse fumaba
pintaba las montañas en rojo, en negro
combinaba lo verde, el azul y el amarillo
son los dioses que se reinventan con sus bailes”. (P. 53)
“Recogeremos la inercia
que hemos usado
iremos detrás de cada paso
repetiremos esos pasos
equivocados
los sonidos, los relajos, los encuentros
las preguntas
esta tierra nos despedirá
burlándose de nosotros
porque sabe que la hemos arruinado
no podremos partir
sin el fuego que esta oculta
desenterraremos los cuerpos alojados en algún lugar”. (P. 57)
“Algunos árboles cantan
algunos árboles ríen
algunos árboles caen
se desesperan porque no pueden atrapar el cielo
se resignan a no moverse
de orilla a orilla
algunos árboles se deshacen
sin saber
que las tempestades
son las únicas cosas
que nos unen
con otros lugares”. (P.67)