Hay muchas cosas que puedo decir respecto a la perdida de uno los mayores valores en el arte y la arquitectura guatemalteca. Pero creo que la mayoría ya fueron dichas. Tuve el privilegio de conocer a Efraín Recinos gracias a una investigación que debí realizar para mi tesis de licenciatura, pues mi tema se enfocó en una obra realizada por el Maestro en la Biblioteca Nacional. De esa cuenta, aproveché para entrevistarlo y publicar parte de esa conversación en una sección de Vida en Siglo 21.
Recuerdo que iba muy nerviosa porque no todos los días puedes entrevistar a una persona tan genial y que además pasa a formar parte de la cultura general e histórica del país. Llamé al director del Teatro Nacional para solicitarle una cita con Recinos pero no esperaba que me indicaran que la reunión podía ser esa misma tarde. Coordiné todo con el fotógrafo y salimos casi corriendo a las seis de la tarde para llegar puntuales a la entrevista, pues no creemos en la “hora chapina”. Recinos salió a recibirnos, hizo un comentario con respecto a mi automóvil para luego decir: “Vinieron puntuales. Eso es bueno”.
Nos condujo hacia su estudio, que se ubica en el corazón de su obra maestra. Iba acompañada por el fotógrafo Eny Hernández. El espacio de Recinos reflejaba un caos ordenado en el que los papeles y la pintura salían por doquier. Los libros no cabían en las libreras y había varias torres de textos regados por el suelo. Un par de zapatos abajo de la mesa y la música clásica era el sonido de fondo que acompañaba nuestra conversación. Sus manos temblaban mucho pero su mirada tenía una chispa creativa que muchos jóvenes desearían.
El sentido del humor y su timidez fueron algunos elementos de su personalidad que salieron a flote en la conversación. Al preguntarle sobre la escultura mostrada al principio de este post nos dijo que no quería hablar de eso porque le daba mucha pena. Esta obra fue realizada por Manolo Gallardo pero Recinos aseguraba que él no merecía tales agasajos. Después la entrevista giró hacia los detalles detrás de sus creaciones, su inicio en el arte, anécdotas infantiles y creativas. También nos explicó qué era eso de la “arquitectura guatemalteca”.
El 2 de octubre la noticia de su deceso me tomó por sorpresa y aunque no lo conocí de cerca, lamenté la perdida de una mente tan brillante. Observé como varios medios nacionales cubrieron la noticia y entre ellos me incluyo, puesto que tuve el honor de redactar las notas que recordaron su obra y despidieron al artista. Me pregunté cuáles funcionarios realmente llegaron a conocer su obra o por lo menos, trabajarían por protegerla ahora que su creador ya no estará. Cuántos de verdad le mostraron su respeto y lo apoyaron más allá de las palabras protocolarias que puedan expresarse en ocasiones como esta. Supongo que nunca lo sabré.
Desde este espacio externo mis condolencias. Este tipo de experiencias son las que más agradeceré como periodista cultural e investigadora para la realización de mi tesis de licenciatura. Es por eso que quiero compartir con ustedes la segunda edición de Breves de una Lunatika. El Podcast está dedicado por completo a Recinos, pues incluye fragmentos de la entrevista realizada a principios de este año. Lo grabé cuando todo acababa de suceder pero por azares de la vida lo subo hasta ahora. Muchas gracias a Solrack por la ayuda en la edición. 🙂
Este es el link de la descarga: (Aquí)
Pueden consultar las notas publicadas en Siglo 21 que recuerdan la obra de Recinos en los siguientes links
QUISIERA LEER LOS EXTRACTOS DE TESIS DEL MURAL DE LABIBLIOTECA XFA SS FIDEL REYNA SEPTIMAFLOR@GAMIL.COM